Entrelazado
El intento de burlar al destino, la inquietante sensación de desconsuelo que provoca no conocer el camino a seguir, el temor a las palabras que la clarividente pudiera decir…
Eran emociones lo suficientemente inquietantes para querer gritar.
Sin embargo, la tranquilidad de saber que lo que se escuchara no es más que una confirmación de su propia visión, la satisfacción de llenar los pulmones con aires marinos, el simple hecho de viajar por más de una hora, en busca de un destino incierto era casi sedante…
Luego de un corto recorrido y mil pequeñas historias pasando frente a si, ferias de antigüedades, club de brisca, pequeños y sus padres, parejas, si esas parejas que simplemente están en otro plano y que no tienen ojos mas que el uno para el otro, el hecho sentir cada pequeño mundo le hizo sentir ser parte de una inmensa cadena de interminables destinos… algo difícil de describir
Ya instaladas, la sensación de estar siendo observada por años de historia, el choque inmenso sus casonas de diversos colores y diseños, apiladas una tras otra como si todas quisieran en cualquier momento saltar al mar, el bohemio café y sus pequeñas lucecitas bajo quitasoles que llegado el momento lo que impiden es ver las estrellas sobre los comensales, todo es rara vez interrumpido por una sirena y un carro de bomberos pasando a toda velocidad, a lo lejos una batucada, por el frente explotan risotadas de un grupo buscando un buen bar. Alrededor, en las mesas, gente, simplemente gente en su propia historia, mientras una historia, la suya, le es revelada, todavía nublada por el caprichoso destino, él entra y sale por la línea de su vida, pero nunca se queda… el solo escuchar el nombre la lleva a otro plano y deja que la fuerte brisa se lleve los pensamientos, y choquen con la palmera frente al café y una callecita oscura que le insta a seguir el sonido de esa batucada que se aleja junto con lo poco de cordura que alcanza a escuchar que ese camino no debe ser.