martes, julio 19, 2011

Entrelazado

El intento de burlar al destino, la inquietante sensación de desconsuelo que provoca no conocer el camino a seguir, el temor a las palabras que la clarividente pudiera decir…

Eran emociones lo suficientemente inquietantes para querer gritar.

Sin embargo, la tranquilidad de saber que lo que se escuchara no es más que una confirmación de su propia visión, la satisfacción de llenar los pulmones con aires marinos, el simple hecho de viajar por más de una hora, en busca de un destino incierto era casi sedante…

Luego de un corto recorrido y mil pequeñas historias pasando frente a si, ferias de antigüedades, club de brisca, pequeños y sus padres, parejas, si esas parejas que simplemente están en otro plano y que no tienen ojos mas que el uno para el otro, el hecho sentir cada pequeño mundo le hizo sentir ser parte de una inmensa cadena de interminables destinos… algo difícil de describir


Ya instaladas, la sensación de estar siendo observada por años de historia, el choque inmenso sus casonas de diversos colores y diseños, apiladas una tras otra como si todas quisieran en cualquier momento saltar al mar, el bohemio café y sus pequeñas lucecitas bajo quitasoles que llegado el momento lo que impiden es ver las estrellas sobre los comensales, todo es rara vez interrumpido por una sirena y un carro de bomberos pasando a toda velocidad, a lo lejos una batucada, por el frente explotan risotadas de un grupo buscando un buen bar. Alrededor, en las mesas, gente, simplemente gente en su propia historia, mientras una historia, la suya, le es revelada, todavía nublada por el caprichoso destino, él entra y sale por la línea de su vida, pero nunca se queda… el solo escuchar el nombre la lleva a otro plano y deja que la fuerte brisa se lleve los pensamientos, y choquen con la palmera frente al café y una callecita oscura que le insta a seguir el sonido de esa batucada que se aleja junto con lo poco de cordura que alcanza a escuchar que ese camino no debe ser.




Conchita Figueroa, Santiago, julio 18 de 2011

martes, enero 25, 2011

Fresias

Quiero Fresias
quiero embriagarme en su aroma
quiero soñar en la brisa de agosto
quiero perderme en el recuerdo
quiero que pronto sea invierno
y que así mi tristeza
se pierda en el gris cielo


Deseo abrazar el ramo
que tímidamente entregaste
deseo recordar el hábito
de comprar mi sonrisa
con tan dulce aroma



Ya no hay fresias
en mi escritorio
y aunque el invierno las traiga
no serán tus calidos brazos
las que las traerán a mi lado





Conchita Figueroa. Santiago, enero 25 de 2011