lunes, noviembre 29, 2010

LOS NIÑOS Y EL MAR

Siempre he escuchado o leído románticas historias del mar, sobre parejas embaucadas por la marea, Pero ¿quién de nosotros se ha dedicado a observar a los niños en el mar? ¡Esos cuerpecitos amorfos y torpes al caminar! A quienes la fuerza de gravedad atrae, sin prejuicio ni censura, su trasero al suelo como un imán?

Esos pequeños que al ser atrapados por el mar sufren una tensión que les hace temblar violentamente desde sus ínfimos pies hasta sus cabellos y explotan en grititos y saltos histéricos de felicidad, esos pequeñitos personajes envueltos por sus protectoras madres en un betún contra los rayos UV, crema que en contacto con el agua se convierte en una base ideal para ver a un hermoso “niño apanado” y a una pobre madre luchando con esa arena que ataca a tu bebe mientras un berrinche infernal prueba sus nervios de acero. Mientras en otro costadito los niños un poco más grandes y con personalidad responden a unas impacientes madres ¡la última Mami! refiriéndose a esa pobre ola que persiguen dentro del mar para luego arrancan “por sus vidas” fueras de éste.

El mar siempre estará en nuestro recuerdo, es esa fuerza violenta capaz de derribarnos y quitarnos todo, pero en los recuerdos de infancia siempre será aquel amigo amable que devuelve la pelota que lanzamos, ese que dentro de sus brazos nos hace flotar, siempre intentando tocar tus pies cuando por su orilla caminas, tus pies atrapados en arena y lo pesado que era caminar en ella, recuerdos que estos niños tendrán y cada vez que vuelvan al mar su paz les inundará.

Conchita Figueroa, Quintay, noviembre 27 de 2010

domingo, noviembre 21, 2010

Vuelvo enseguida!

Agitada y caminando rápido, se dirigía a la recepción del Hotel donde él llevaba 4 días por un congreso de Literatura en el País, al entrar al Hotel, la toman de ambos brazos siente un beso en la mejilla y voz fuerte le grita “vuelvo enseguida, nos vemos en el bar”, como ella caminaba escuchando música este encuentro fugaz la trajo de vuelta a la realidad, solía soñar despierta, caminando, en el bus, en el metro, la música fuerte había sido su gran intento por mantenerse en la tierra, pero también se entrego a la música que la llevaba a soñar más lejos

El bar estaba en el 5 piso, y había una mesa junto a la ventana ¿Quién podría resistir el poder observar? y sin más… otra vez despego, mientras disfrutaba un café veía al suave viento de las tardes de primavera hacer cosquillas a las hojas de los arboles… el ver pasar los autos y no sentir su infernal ruido y un chico riendo junto a una niña le llevaron a viajar al pasado, cuando con él y el grupo de chicos adolecentes se sentaban en tardes como estas a en una plaza reían y cambiaban al mundo, cometían las primeras locuras jugando a ser grandes, juegos de seducción y de valentía jamás fueron más inocentes tanto que su propia carcajada la trajo al presente, sintiendo que esa niñez ya no está dentro de ella y se admiro lo “tontos” que eran, como siempre se prohibió la tristeza tras otro sorbo de café volvió a soñar en las copas de los arboles y riendo recordó como también estuvo sobre un árbol para no ser vistos y seguir cambiando al mundo… su cuerpo presente en el bar irradiaba luz y hay personas que se alejan pensando que se ha perdido en la locura, pero fue un chico de pantalón purpura que levantó en sus brazos a una menuda chica de falda del mismo tono que al girar en la calle sin querer trajo a la realidad, chequeo la hora en su móvil ¡20 MINUTOS DE ESPERA! Su sueño se espanto… se levanto dejando el dinero para su café y camino hacia la salida, siempre se aprovechan de su tranquilidad pero 20 minutos era demasiado tiempo aunque la paz de soñar lo vale… Muy enojada se dirige al ascensor cuando le toman la mano fuertemente, estaba mas consiente y terrenal por ende se volvió violentamente quitando la mano de su prisión... pero unos ojos azules sonreían en un rostro ruborizado… “Debes disculparme, mientras te buscaba observe lo tranquila que estabas que me senté frente a ti en otra mesa y me perdí en el sueño de reencontrarte”…
Quien dijo que eran malos tiempos para los soñadores!!!

Conchita Figueroa, Santiago, noviembre 20 de 2010