El Vuelo
Sensaciones indescriptibles me invadieron en ese momento
no era miedo... eran las ansias de libertad
cada movimiento, por brusco que fuera
era un paso a la libertad
tal vez no con alas propias
pero si con todo mi corazón
Mi alma zangoloteaba dentro de mí
su grito era ensordecedor
La velocidad aumentaba
Mi latir era extremadamente tranquilo,
pero mis deseos de
elevarme infinitos;
El ruido de las turbinas ensordecedoras para el resto
fueron agradables rugidos de libertad
el impulso que por inercia aplasto mi cuerpo
no fue más que un recordatorio para seguir en él
Luego, ya casi estabilizados
Observar a través de las nubes
como la tierra se alejaba
Y mientras atravesábamos algodones en el cielo,
mis ojos juguetones veían arena bajo el mar
A mayor altura estos los algodones se convirtieron en olas
un mar blanco bajo mis ojos
y el papel de rocas fue interpretado por las cimas de los Andes
Mi ojos ya nublados por la emoción
solo parpadean al oír al comandante
y su autorización para desabrochar el cinturón.
Conchita Figueroa
Stgo, septiembre 22 de 2007.